Visita a enfermos en el hospital.

Orientaciones prácticas para Voluntarios y Capellanes.

  1. Hay que buscar la hora más oportuna para hacer la visita, tanto pensando en el enfermo como en su familia.
  2. No se ha de ir a la visita con el tiempo prefijado. Hay que dar a la visita el tiempo requerido por el enfermo.
  3. No hacer visitas protocolarias, ni tomarse confianzas escesivas. Hay que actuar siempre con naturalidad y sencillez.
  4. El enfermo tiene una sensibilidad especial para captar quién se le acerca por compromiso social, o sea para «cumplir», o el que lo hace parsa hacerle un favor, o sea por «compasion», o el que va con aires de superioridad, ya que «él está sano», o el que visita con plena disponibilidad y con afán de compartir.
  5. Al enfermo se le a de dar ocasión de hablar de su enfermedad, de sus dolores, de sus preocupaciones y temores. Hay que mostrar interes, con sinceridad y delicadeza. Hay que saber aceptar lo que afirma sin discutírselo, pero a la vez sin reafirmarle aquello que nos pareece que es exageración.
  6. El enfermo ha de podre explicar y decir todo lo quer le plazca. No podemos obligarle ni presionarle para que diga más de lo que el quiera.
  7. No se puede imponer al enfermo el tema de la conversación. Se le ha de dar libertad de elección. No podemos cansarlo con nuestra conversación. No debemos hablarle de temas religiosos a la fureza.
  8. No podemos compadecernos de él en su presencia. Ni tampoco mostrar lástima de su situación ante él. No somos «plañideras».
  9. Hemos de velasr para que, en lo posible, el enfermo siga viviendo los problemas de la sociedad entera, y en especial de su ambientede trabajo y amistades. En caso contrario sufriría al verse fuera de juego de esta sociedad o de su comunidad. Todavía sufriría más de ser nosotros quienes «le expusaramos» al no decirle o explicarle las cosaslas cosas que pasan con la excusa de no preocuparlo.
  10. Incluso cuando el enfermo no tiene interés, hemos de procurar interesarlo por los problemas de la vida «normal». Es malo para él encerrarse en sí mismo y en los problemas domesticos.
  11. Al visitar a un enfermo hemos de saber escuchar con atención y hablar con calma y sin nervios. Muchas veces como no «dominamos» la situación, nos ponemos nerviosos y tendemos a hablar mucho y gritando.
  12. La cama es propiedad del enfermo y de su uso esclusivo. Debemos respetarlo.
  13. El enfermo tiene necesidades fisiológicas de todo tipo que se le pueden hacer urgentes durante nuestra visita. Hemos de de estar al tanto y tenerlo presente.
  14. La visita al enfermo no es para que nosotros hablemos y le obligemos a escucharnos. La visita es fundamentalmente para que el enfermo tenga ocasión de hablar y pueda encontrar oyentes acogedores.
  15. Lo que se ve, lo que se oye y lo que se dice en la habitación de un efermo es secreto. No podemos luego hacer comentarios.
  16. Hay que hacerla visita con espiritu de colaboración y no para sustituir la iniciativa del enfermo. Hemos de ir con espiritu de disponibilidad, no con afán de dominio ni de imposición.
  17. No podemos hacer la visita tan solo «por amor a Dios». Más bien a de ser por amor al prójimo «con el amor de Dios».
  18. Cuando se trata de un enfermo creyente, se ha de intentar ayudarle a progresr y a madurar en la fe y en su situación de enfermo. Si estamos ante un no creyente, debemos ofrecerle que comparta nuestra fe. Si no quiere hacerlo le seguiremos visitando con la misma disponibilidad.